martes, 2 de octubre de 2007

Camino hacia la cumbre del Ancasti

Por: Luis Biagi



Con la intención de probar el estado físico para el próximo cruce Concepción – Pomán, la AMC (Agrupación de Montaña Calchaquí)´programó dos salidas. La primera, un ascenso al cerro Ancasti para el día sábado 1º de septiembre y la segunda al Mogote del Carrizal el día 8 de septiembre.

Tal como estaba previsto para la primera salida, después de dejar el vehículo en la casa de la familia Gomez en la localidad de Santa Cruz se comenzó el ascenso a las 8 horas, con el fresco de la mañana.

La primera parte del sendero recorre una quebrada con vegetación densa, donde predominan los espinillos, cactus, quebracho blanco y colorado. Después de casi una hora por esa quebrada, el sendero se hace más empinado, la vegetación alta desaparece y comienza un largo y tortuoso zigzag que se mantendrá hasta casi la cumbre. El sendero esta cubierta de piedras partidas con bordes filosos de diferentes tamaños, el sol de la mañana y la pendiente, hacen un camino pesado para aquel que no esta acostumbrado.

El camino era usado por los antiguos pobladores de la zona para el ascenso a los puestos de la cumbre, por lo que en la actualidad, se notan vestigios de paredes de piedra que servían de contención a las laderas de la montaña, que con el paso del tiempo y la falta de mantenimiento, fueron quedando pocas las paredes en pie. En cada curva del camino el paisaje se vuelve maravilloso y se incrementa a medida que vamos subiendo. Se domina todo el valle centran y los cordones montañosos que lo rodean (Ambato, Sierras de Graciana, Cordón del Colorado y el Cordón del Fariñango).

A de poco más de una hora de seguir el filo que nos aproximaba a la cumbre, el sendero se hace menos empinado pero no menos pesado, por la altura. En un recodo del camino y al salir detrás de un peñón divisamos un enorme cóndor que venía subiendo por una quebrada y se dirigía hacia nosotros con una envergadura de dos metros de ala. Pienso que no debe habernos visto hasta último momento, porque no son de acercarse a la gente y este pasó a un par de metros nuestro. Estamos acostumbrados a ver cóndores pero nunca estuvimos tan cerca de uno como en esta ocasión. La suavidad y majestuosidad del vuelo nos dejó maravillados y nos quedamos observando las reiteradas pasadas que realizó como observándonos hasta que perdió interés en
nosotros y acercándose a la ladera para aprovechar las corrientes ascendentes que en ella se forman, se elevó y se alejó.

Reanudamos nuestro camino divisando las antenas de las radios que están en la cumbre y posteriormente la mina abandonada. La llegada a la cumbre fue minutos antes de las 12 horas, según nuestros cronómetros, el tiempo fue de 3 horas 53 minutos. Luego de un breve refrigerio para reponer energía y por supuesto la charla de costumbre comentando los pormenores del ascenso, emprendimos el regreso y 2 horas 30 minutos después ya estábamos en la casa de la familia Gomez donde dejamos los vehículos.