miércoles, 23 de julio de 2008

Turismo Cultural "responsable"

A continuación quería hacerles llegar una nota publicada en el 51° Boletín 100 años de Turismo. En esta oportunidad Antonio Torrejón, asesor de la Secretaría de Turismo de la Nación, estuvo presente en la localidad de Andalgalá para el festejo de los 350años de su fundación.

Turismo Cultural "responsable"
Andalgalá festeja los 350 años de su fundación


por Antonio Torrejón

Estos "350 Años de la vida de Andalgalá-Catamarca" nos enfrentan a una realidad sobre la que es oportuno reflexionar.

El turismo cultural es un proceso social que tiene como elemento distintivo la referencia al conjunto de creaciones simbólicas que denominamos "cultura", así como a sus productos. El concepto de "lo cultural" está fuertemente vinculado a una idea de "patrimonio" - entendido este, preliminarmente, como el uso o posesión de los bienes producidos como resultado de estos procesos "culturales". El "patrimonio" puede constituir una importante fuente de beneficios para las comunidades que se involucran en el proceso del turismo cultural, siempre que se respeten los "usos" sociales que estos sectores definan y planteen. Dada su naturaleza plural y compleja, el turismo cultural debe ser abordado con un enfoque interdisciplinario, con diversas dimensiones a considerar - las que podríamos llamar órdenes -económico, social, cultural, científico, educativo y ético, para mencionar sólo algunos. En su abordaje turístico, la cultura ha de ser leída desde una visión crítica y problemática, que implica comprensión y diálogo en contextos muy amplios - desde lo transnacional hasta lo particular -, que abarca procesos socio-económicos e históricos y donde resulta de primordial importancia aquello que los sujetos, inmersos en dichos procesos, entienden sobre turismo cultural y que aspecto del mismo legitiman.

Esta importancia no surge sólo de un contexto que podríamos llamar "ético" - el cual parte de cierta idea de "respeto" por la diversidad de formas culturales de la humanidad - sino también de una perspectiva " pragmática", puesto que es suficientemente sabido que cualquier intento de transformación o gestión será improductivo y hasta contraproducente, si los protagonistas del mismo no están plenamente integrados. De este modo la conjunción entre lo "turístico" y lo "cultural", implica crear espacios de interacción, donde los turistas y las comunidades puedan dialogar respecto del universo de significaciones y concepciones del mundo de la cultura que le son propias y respecto de las perspectivas diversas que sus mutuas diferencias generan. Turismo cultural es visitar otra comunidad en cuanto "portadora de cultura", esto es, de otro sistema cognitivo-valorativo, que sustenta modos humanos de actuar distintos de los del turista, y donde los sistemas simbólicos son parte de lo que hace del turismo una experiencia estética.

Es por eso que acercar la "cultura" al "turismo responsable" implica darla a conocer como emergente de procesos históricos que se expresan en instituciones y prácticas sociales, siempre cambiantes y contingentes, intentando trascender la visión que concibe a la "cultura" como un "producto acabado y definido, desde una concepción inmóvil". En ese sentido el turismo responsable también forma parte de los procesos que contribuyen a la construcción, reconstrucción y modificación continua de esa red de significaciones que solemos denominar "cultura". Aún más: el turismo cultural responsable, en cuanto proceso histórico y social, origina relaciones de poder que se hacen visibles en los discursos y prácticas de los interactuantes, influyendo en sus formas de acercarse al Otro cultural. El análisis reflexivo de estas relaciones de poder, generadas por el turismo, forma parte también de la práctica del turismo cultural responsable. Asimismo, y considerado desde un punto de vista más general, el desarrollo de las políticas culturales y la relevancia que adquiere el patrimonio, gracias al turismo cultural, se tornan fundamentales, ya que ponen de relieve la importancia de los derechos económicos y culturales de las comunidades, así como los derechos de éstas sobre sus conocimientos y saberes.

De este modo, el turismo cultural responsable constituye un espacio político donde se establece una relación, entre muchas posibles, partiendo de la aceptación de la diversidad cultural. La pregunta respecto de qué tipo de relación será ésta, no es menor: el turismo cultural responsable puede tan pronto constituir un espacio para un diálogo fecundo, desde la conciencia de la mutua diferencia, o sumarse, como un agente más, a una política continuada de sometimiento y de transculturación. Esta responsabilidad del turismo cultural no puede ser soslayada ni ignorada, ya que de ella depende que el turismo opere como un factor de crecimiento, que garantice los derechos de las comunidades al disfrute de su propia cultura, o una forma más de explotación de los desposeídos por parte de consumidores de exotismo.

Turismo Responsable y Patrimonio Arqueológico:

El patrimonio arqueológico es un recurso social, cultural y también económico. Para su utilización, tanto educativa como comercial -esta última de la mano del turismo responsable-, es imprescindible su puesta en valor, es decir, su identificación y estima social. Esto implica que del proceso de reconstrucción sociocultural del pasado, deben participar diferentes actores sociales, con mayor o menor grado de responsabilidad, pero todos con el compromiso de velar por los bienes culturales, tanto en el aspecto material, como simbólico y significativo.

Al hablar de bienes culturales no nos referimos a un inventario de objetos atractivos, factibles de exhibir o yacimientos arqueológicos con arquitectura monumental, sino, al conocimiento e interpretación integral, contextualizado e interrelacionado del patrimonio cultural y su entorno natural, donde los objetos y sitios arqueológicos son partes de un todo, integrados a un sistema cultural que manifiestan procesos históricos únicos e irrepetibles en el tiempo y el espacio.

La correcta difusión de los bienes culturales es de trascendental importancia para las comunidades que los poseen, ya que sirven para reforzar la identidad y diversidad en un mundo globalizado, que tiene como paradigma la homogeneización y el consumo indiscriminado. En este contexto los investigadores y los comunicadores cumplen un rol crucial. El turismo cultural y la creciente demanda por "consumir" el patrimonio arqueológico y cultural es una realidad, un hecho que no podemos negar ni revertir. En este contexto histórico, como actores sociales e investigadores de la cultura, tenemos la responsabilidad de actuar y tomar partido. Tenemos que participar de manera directa o indirecta de las políticas estatales que fomentan el turismo cultural reflexionando, discutiendo, asesorando y educando sobre la correcta y responsable utilización de los bienes patrimoniales de las comunidades, no podemos dar un paso al costado y dejar que las cosas pasen y la historia transcurra, permaneciendo al margen como observadores impotentes u ociosos, para luego lamentarnos o, lo que es peor, inculpar.

14-07-08 Andalgalá-Prov. de Catamarca